Bancos regionales de desarrollo y su intervención en las economías
En el compendio histórico realizado por el Orden Mundial, se señala que la decisión más importante fue la adopción de la nueva moneda de referencia internacional, el dólar estadounidense. Ante esto, los países acreedores, aquellos con mayor potencial económico, como Estados Unidos, se situaron en el centro de las decisiones. Y para salvaguardar el nuevo orden se crearon el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), años más tarde, Banco Mundial, y el Fondo Monetario Internacional (FMI), los pilares del sistema de Bretton Woods, cuyas sedes centrales se encuentran en Washington D.C.
Conforme al Orden Mundial, actualmente las principales instituciones son de carácter global, tal como es el caso del Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial.
Asimismo, existen instituciones creadas para fomentar el desarrollo de un área geográfica determinada como los bancos regionales de desarrollo.
Y otras no pueden catalogarse regionalmente, pero sí cumplen una función más específica: supervisan políticas públicas o son espacios de cooperación como el G20, bancos centrales, fondos financieros y otros.
En 1956, nace el Banco de Desarrollo del Consejo de Europa (BDCE), constituido al amparo del Consejo de Europa. El organismo tiene por objetivo trabajar por la cohesión de los países europeos mediante la financiación de proyectos regionales con préstamos y donaciones. Un par de años después, se crea el Banco Europeo de Inversiones (BEI), que, junto con el Fondo Europeo de Inversiones, fundado en 1994, son instituciones dependientes de la Unión Europea cuyos proyectos se alinean con los objetivos de esta organización.
África también vio nacer, en 1964, al Banco Africano de Desarrollo (BAfD). Durante los primeros años de su creación, solo los países africanos podían ser miembros, pero desde los ochenta se permitió la incorporación de otras naciones para paliar las necesidades de financiación. El BAfD ofrece diferentes tipos de préstamos e inversiones, el Fondo Africano de Desarrollo (FAD), que otorga donaciones y préstamos concesionales, y el Fondo Especial de Nigeria, que se financia en exclusiva con los recursos de este país y que tiene su foco en los de renta baja.
Las instituciones financieras internacionales ganaron espacios en el financiamiento público y privado, y América Latina y el Caribe no fue la excepción. En el año 1959, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se convierte en el primer banco en su categoría en la región. Sus objetivos están anclados en la erradicación de la pobreza y la reducción de la desigualdad mediante el desarrollo y la integración regional.
En 1960 fue fundado el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), que centraba aún más el foco geográfico. Y ya en 1968 se unió a la red la Corporación Andina de Fomento, hoy conocida como CAF – Banco de Desarrollo de América Latina, de naturaleza público-privada.
Paraguay forma parte de muchas de las instituciones financieras mencionadas. Además, es beneficiario de una serie de políticas de asistencia de los bancos de desarrollo como el BID. De hecho, numerosos proyectos y programas han sido posible mediante el financiamiento de estos organismos.
Sin embargo, desde la creación de la institución, Paraguay no ha ocupado un alto cargo dentro del esquema organizacional del banco, condición que le hubiera generado otras ventajas. Ahora, con el reciente anuncio de que un paraguayo ocupará la vicepresidencia del organismo internacional, se abren nuevas perspectivas al respecto.
En la presente edición, la consultora MF Economía analiza el papel del Banco Interamericano de Desarrollo en Paraguay y las expectativas que se generan en torno al nuevo rol del país en la entidad.